Durante el curso 2018/19 nace el proyecto Mejor con Psicología. El proyecto comienza teniendo como prioridad la visualización de la psicología como una herramienta para resolver situaciones cotidianas: qué hacer ante cuestiones que crean sentimientos de vulnerabilidad, posturas que provocan malestar, conflictos emocionales, situaciones de incertidumbre, desavenencias sociales… Visualizado el punto de salida, consideramos como público para nuestro proyecto la etapa que marca el final de la infancia; la adolescencia.
Buscamos diversas situaciones comunes en las que los adolescentes pueden encontrar conflicto, dificultades, negación o estrés tanto de forma individual como con su grupo de iguales. Pero, esto no es tarea fácil. Se trata de un momento vital, en el que comienzan a desarrollar su identidad personal, descubrir nuevas facetas, adquirir conocimientos y experimentar nuevas situaciones. Teniendo en cuenta que no nos queda tan lejos la adolescencia, desechamos todo tipo de clase teórica y unilateral. Nuestra meta consiste en el aprendizaje mediante la participación y la introspección. De esta forma, creamos talleres de carácter práctico y reflexivo, un espacio donde los alumnos puedan expresarse y conocerse más a sí mismos.
Una vez estructurada la dirección del proyecto, surgieron varios temas en los que consideramos que los adolescentes necesitarían ayuda. Por ejemplo, la gestión de la ansiedad, el autoconocimiento, la toma de decisiones en cuenta a su futuro, etc. Así que no pusimos a desarrollar y organizar los talleres que íbamos a impartir. Para ello, intentamos sentirnos en su lugar para conseguir ese acercamiento. Es decir, echando la vista atrás, desarrollar una parte de la educación que a nosotras nos hubiese gustado recibir.
Es el momento de volver a las aulas, pero esta vez no como alumnas, ni tampoco profesoras. En un primer momento no sabíamos si el recurso que íbamos a ofrecerles les iba a ser de utilidad o interesante. Finalmente, el proyecto tuvo una acogida mayor de la esperada y el resultado ha sido sorprendente y enriquecedor. Hemos podido observar una preocupación y dedicación por parte de los docentes hacia sus alumnos. Y sobre todo, hemos tenido la oportunidad de conocer a cientos de jóvenes participativos, interesados en su desarrollo personal, pero sin saber poner nombre a sus pensamientos, preocupados por la gestión de sus emociones y con mucho interés en aprender sobre psicología. Hemos recibido muy buen feedback por su parte, nos han acercado a sus problemas y preocupaciones, y juntos hemos podido compartir varios temas de interés con los que seguir creciendo.
Nos han brindado la oportunidad de re-evaluarnos a nosotras mismas, y volver a recordar todo ese camino realizado desde que estábamos ahí, en un aula de instituto, hasta ahora. A través de este proyecto hemos descubierto muchos elementos que no esperábamos, hemos conocido historias, vivencias, formas de afrontar los problemas y anécdotas que nos han impulsado en el desarrollo de nuestra labor y como personas. Esta experiencia ha sido un “intercambio”.
Esperamos haber puesto a través del proyecto nuestra semilla en cada centro visitado, en cada alumno, permitiéndoles descubrir nuevos caminos para afrontar distintas circunstancias, y que a través de la practica puedan florecer y recordar que para abordar las situaciones, Mejor con Psicología.