En estos días los alumnos aragoneses de 2º de bachillerato han realizado el que podría ser el último examen de selectividad de la historia. Creada por la Ley 30974 de 24 de julio de 1974 se aplicó por primera vez a los estudiantes del curso 1975-76. Buscaba reorganizar el panorama universitario español ante la creciente demanda de este tipo de estudios por las nuevas generaciones de jóvenes ansiosos de tener un horizonte laboral de mayor categoría que el de sus antepasados. Como característica fundamental, proponía que fuesen las propias universidades las que organizasen una Prueba de Acceso que permitiese la adjudicación de las plazas vacantes a los alumnos que mejores notas obtuviesen, teniendo también en cuenta sus méritos académicos del bachillerato.
Este año 2016 sólo en la provincia de Zaragoza 5500 estudiantes han pasado por estas pruebas, que movilizan asimismo 250 profesores-correctores y personal auxiliar vario en la universidad.
La pregunta que todos nos hacemos en estos días es: ¿Cómo se concretará el nuevo formato de acceso a la universidad que marca la LOMCE, actual ley educativa en vigor desde diciembre de 2013?
En primer lugar, hay que decir que lo que la nueva ley educativa propone no es una simple sustitución de la selectividad, puesto que mientras los alumnos actuales van a dicho examen una vez obtenido el título de bachillerato la nueva “Prueba Final de Bachillerato” será requisito necesario para alcanzar el título de bachiller a partir de 2018.
Además, la LOMCE elimina el actual valor de la selectividad como acceso a cualquier universidad española (distrito único), siendo ahora potestad de cada una de ellas establecer los criterios de acceso de los alumnos a sus grados. Puede darse el caso incluso de que en una misma universidad para algunos grados el acceso sea una simple entrevista personal y para otros haya que realizar algún examen de nivel.
Habrá que ver cómo se concreta todo lo anterior. Las universidades son conscientes de que deben coordinarse para compartir unos criterios mínimos de actuación, pero el futuro dirá cómo lo resuelven.
Y además elecciones generales el 26 de junio…. ¿nos traerán una nueva ley educativa?